VERANO

Este verano está siendo fantástico. El mes de julio transcurre tranquilo, cargado de días soleados y calurosos para disfrutar de la playa, de las montañas y del jardín, de barbacoas con amigos, cenas fuera de casa y ferias en casi todos los pueblos.  Os dejo unas fotos de mi instagram, red social a la que estoy absolutamente enganchada por su sencillez y facilidad de uso, porque es como una ventanita para mirar la idílica vida de los demás y, sobre todo, por su componente artístico y visual.   

TROFEOS DE CAZA

Los trofeos de caza vuelven a estar de moda, hace años era fácil encontrar en muchos hogares españoles una cabeza de animal presidiendo la estancia. En mi casa familiar del pueblo, por ejemplo,  aún contamos con varios ejemplares disecados de inocentes animalitos que a mí, como poco, me resultan inquietantes.  Y, aunque he de reconocer que, en ciertos ambientes,  no quedan mal del todo, me decanto más por otras alternativas mucho más ecológicas y divertidas, como los trofeos de peluche, fieltro, madera o cartón,  una tendencia que arrasa últimamente en la decoración de habitaciones infantiles. Creo que mi hijo Teo, por ejemplo,  estaría encantado de tener en su cuarto uno de estos espectaculares peluches trofeo de bel&soph.

CUMPLEAÑOS DE TEO

A principios de este mes, en un bonito y soleado 4 de mayo,  celebramos el 2º cumpleaños de Teo. Fue uno de los pocos días de buen tiempo de esta primavera lluviosa y fría del norte de España. Nos levantamos emocionados al abrir las persianas y ver el ansiado sol, así que no dudamos en sacar la fiesta al jardín para que los niños pudieran correr y jugar libremente. En cuanto a la ambientación, nos centramos en los gustos que tiene Teo con  dos añitos: los colores, los globos, las estrellas y los helados. Preparamos una mesa en tonos amarillos con sus chuches favoritas, un fotocall con globos de helio para que todos posaran con su mejor sonrisa y convertimos la preciosa estantería de cartón SKYLTA de Ikea en una heladería que hizo las delicias de Teo.

UTILITY ROOM

Quiero un espacio así en mi casa, no necesito un gimnasio ni un jacuzzi,  pero sí un coqueto cuarto de servicio donde guardar los útiles de limpieza, donde lavar, secar, coser, cantar y planchar... eso sí que es un verdadero lujo para los que amamos y practicamos el arte de vivir a fondo nuestra casa. 

MI NEVERA SMEG III

Por fin tenemos nuestra preciosa nevera, se hizo desear pero aquí está, viviendo con nosotros, alegrando nuestra cocina y lo que es más importante: manteniendo fresca nuestra comida,  después de casi un mes de espera. Os diré que la entrega volvió a retrasarse debido a las adversas condiciones meteorológicas y al final, tuvimos que ir nosotros a buscarla porque ya estábamos al borde de un ataque de nervios. Hemos tenido que hacer un poco de bricolaje para adaptarla al nuevo hogar,  porque en el sitio donde estaba la vieja, ésta quedaba demasiado encajada. Al final hemos convertido el hueco de la antigua nevera en una despensa y viceversa, la nevera smeg va en el hueco de la antigua despensa, que hemos empapelado de florecitas para que la nueva inquilina luzca en todo su esplendor. Cuando esté terminado os lo enseño, ahí va un adelanto:

MI NEVERA SMEG II

Viernes, tres de la tarde. Llaman por teléfono. Es el repartidor, dice que me traen la nevera en quince minutos. Espero ansiosa con la puerta abierta. Salgo a la calle a ver si vienen ya. Veo aparecer el furgón al fondo de la calle y salgo a recibirles para que no se pasen de largo. Estoy nerviosa. Por fin, por fin... La sacan con cuidado y veo asomar algo rojo. ¿ROJO?, ¡NO PUEDE SER, SI YO LA PEDÍ EN COLOR CREMA!. Me quiero morir, se han equivocado, noooooooooo.... indignada les digo que se la lleven,  que yo no la quiero roja, que llevo esperándola dos semanas cuando me dijeron que ocho días, que esto no puede ser... Dos horas más tarde me llaman de la tienda y me dicen que ha habido un error y que tendré mi nevera el martes, que antes es imposible. Me quedé desolada. A punto estuve de anular el pedido e irme a otra tienda, pero al final me aguanté y no lo hice, porque eso suponía volver a empezar y seguir esperando con los yogures en la calle.