La semana pasada hemos estado en Sotres, un paraíso situado en lo más alto de los picos de Europa, casi rozando el cielo. Nada más llegar vuelves inevitablemente al pasado, a la niñez y a la vida tranquila de otros tiempos. Allí no hay prisa para nada, la vida consiste en dar lindos paseos, respirar aire puro, contemplar el idílico paisaje, dormir largas siestas y comer, sobre todo comer y deleitarse con los manjares de la región, como carnes ecológicas, ricos quesos y frutos de la tierra.
