Me fascinan los mapas como elemento decorativo. No son excesivamente caros y quedan genial porque aportan un aire aventurero y cosmopolita a nuestra casa. Me recuerdan al pasado y a los aprendizajes de la infancia, pero también al verano, a los viajes y a las vacaciones. Los podemos encontrar en vinilo, en papel pintado o en tela, pero mis favoritos, sin duda, son los globos terráqueos y los mapamundis escolares, esos que venían guardados en un tubo de cartón y que la maestra desenrollaba y colgaba para dar la lección.... son lo más.
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