Este año, la mañana de Reyes ha sido muy especial porque tenemos en casa a nuestro pequeño Teo, que nos ha colmado de felicidad. Gracias a él, despertamos más nerviosos que de costumbre, nos levantamos más temprano, desayunamos el delicioso roscón mojado en chocolate frente al árbol y nuestra nueva chimenea y fuimos abriendo regalos con la misma ilusión que cuando éramos pequeños: Este para mamá, este para papá, este es para ti, Teo, papá te ayuda a abrirlo... Recibimos muchas cosas bonitas, pero la mejor estaba a nuestro lado: una carita sonriente, la inocencia infantil intacta.
3 comentarios:
Qué bonito y feliz se lo ve entre tanto paquete!... jajaja es hermoso disfrutar de las fiestas con los niños. Yo tengo 3 y es todo un evento para ellas... :)
Que cosita linda por Dios!! bendita la inocencia de los niños, quien pudiera volver a serlo!!
Preciosa foto, e inigualable el momento que tuvistéis que vivir con vuestro pequeño.
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